12 años, 53 kilos, pelo negro, ojos oscuros. Gustos: leche, pan y acostarse en el prado patas arriba. Uma mañana la conocí, creo que era uno de sus peores días, sus dueños habían vendido la casa donde siempre vivió y no tenían más espacio para ella. Me acerque, no voy a decir que fue fácil, su tamaño intimida, pero no retrocedí, cogí su cabeza entre mis manos y la conexión fue inmediata, las dos sentimos que no había nada que temer. Ese día fuimos a ver una posibilidad de un nuevo hogar para ella, pero por miedo esa puerta se cerró, pero continuamos en la lucha. Al día siguiente una nueva puerta se abrió, algunos amigos encontraron ternura en sus ojos y decidieron aceptar el desafío. Así, de un día para otro allá estaba ella, en una nueva casa, con personas que no conocía y dejando atrás su antigua vida. Como en toda relación es necesario conocerse, aceptarse, quererse entonces, el tiempo paso dejando las cosas la vida andar, pero ella decidió que no le gustaban algunas