Desde mi llegada a Brasil, experimente un creciente sentimiento de patria, entendí lo que es ser Colombiana y esos tres colores se volvieron más pesados y envolvieron por completo mi corazón. En los últimos días estoy muy sensible con el tema de mi tierra y de la razón más fuerte del porqué estoy aquí hoy: educación. No tengo más que agradecimientos para el Brasil, para mi universidad y para mis profesores, por darme la oportunidad de estudiar. Muchos preguntan el porqué de la decisión de estudiar aquí, es simple, en mi tierra existe una ley que regula la educación, es la ley 30 de 1992, en ella el concepto de educación superior gratuita y de calidad voló por los aires. A partir de esa ley, quien quiere estudiar tiene que pagar.
El concepto de “calidad” se volvió “competencia”, no para ser una persona competente, con iniciativa y capacidad de pensamiento y si para ser un operario competente, que sabe hacer una determinada tarea. Como consecuencia de ese pensamiento, la ley no considera la investigación como una prioridad y cree que la inversión necesária para mantenerla es poca; la prioridad está en suplir las necesidades del mercado por mano de obra calificada y barata, así las posibilidades de acceder a una beca de estudios es casi nula. Con esas condiciones (tengo que confesar, no soy pobre, pero tampoco soy rica, estoy en el medio de la pirámide), no se puede solo estudiar. Una maestría o un doctorado como computación exigen tiempo completo, entonces jodidos, porque no se tiene tiempo para trabajar, pero si no se trabaja no se tiene dinero para pagar la matrícula, para los transportes, para comida, en resumen, para sobrevivir.
Ahora, el nuevo gobierno decidió que es bueno hacer una reforma de la ley, cosa con la que estoy de acuerdo, solo que por amor a Dios, la reforma propuesta por la ministra de educación no tiene condiciones. Sin entrar en detalles, si antes tenias que pagar, ahora vas a tener que pagar más. Si no tienes dinero, no hay problema, el gobierno te presta con intereses de tan solo el 12% efectivo anual, en Chile los ánimos están caldeados por préstamos estudiantiles con la mitad de esos intereses. Solo para dar un ejemplo, el pre grado en sistemas está en una media de 3’000.000 (puede que sea un poco menos, pero para algunos ese es el valor) el semestre en la universidad pública, por 10 semestres, el estudiante sale con una deuda de 30 millones más intereses de los 5 años de estudio. La idea es que el préstamo comienza a ser cobrado cuando el estudiante se gradua, pero hablando claro, cuantos estudiantes recién graduados consiguen entrar en el mercado de trabajo? Muy pocos.
Pero los estudiantes sí que reclaman, en la ley están ofreciendo un ayuda a los alumnos más pobres que se destaquen (tienen que ser lo mejor de lo mejor) de 630.000 pesos al semestre, ayuda que según el gobierno alcanza para transporte, alimentación y materiales, quiero conocer ese economista que hace magia y consigue sobrevivir con 100.000 pesos al mes.
Esas son apenas algunas cosas de las que habla la ley, también se refiere a la distribución de los recursos y a la autonomía universitaria. No voy a entrar en más detalles para que este post no acabe enorme.
Desde mitad de año los estudiantes de universidades públicas de todo el país están en huelga, más de 500.000. Para algunos programas académicos el semestre ya fue cancelado. En esta huelga sucedió un hecho histórico, estudiantes de pos-grado, de universidades privadas, de colegios públicos, profesores y padres de familia se unieron para pedir al gobierno que retire la reforma de ley del congreso y que establezca una mesa de trabajo conjunta para estudiar una nueva propuesta de reforma teniendo en cuenta el parecer de todos los afectados. La semana pasada se reunieron 100.000 personas en Bogotá y otros miles en diferentes ciudades de Colombia. Fue un movimiento pacífico, respetando los permisos del gobierno en cuanto a desplazamientos, sacando a los encapuchados que querían hacer desordenes y con participación de los diferentes grupos culturales de las universidades, en fin, de admirar.
Por más que se ganó esta batalla, no todo fue perfecto, a continuación voy a registrar un par de cosas que encontré interesantes que sucedieron durante la manifestación del pasado 10 de noviembre. Primero, quede totalmente indignada con la forma en que la noticia fue registrada por algunos medios de comunicación, para ellos la importancia fue el caos vehicular en toda la ciudad y que las paredes del centro de Bogotá no fueron rayadas, un intento para quitarle importancia a ese día, ahora me pregunto: donde queda la expresión de un pueblo que suplica por uno de sus derechos fundamentales?, 100.000 personas no son suficientes??
Por último quiero dejar registro de mi total repulsión a las declaraciones del ex – vicepresidente Francisco Santos, que pide para el gobierno usar en contra de los estudiantes la “represión legal del estado” con armas no letales como las que dan choques eléctricos y cosas así. Donde queda el derecho a la libre expresión, esa es la forma de responder a una protesta pacífica? Ese era el tipo que tomaba las decisiones de derechos humanos en el país? Que Dios nos ayude….
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